miércoles, 29 de marzo de 2017

"Contrapunto criollo-genovés" de Ángel Villoldo (1916)



«Criollo
-Veo que sos muy compadre
y te tenés por cantante,
pero aquí vas a salir
como rata por tirante.

Genovés
-Ma decate de suncera
nu venga cun lo ratone,
e cantemo cada uno
alguna improvisacione.

Criollo
-Ya que vos has desafiao
y te gusta improvisar,
yo te doy la preferencia
y podés, pues, empezar.

Genovés
-Sun in bachicha italiano
ma de grande curazón,
e también sun arquentino
cuande llega l'ocasión.

Criollo
-¡Oigale al gringo acriollao
aura sí que te has lucido,
sin querer meter la pata
hasta el muslo la has metido!

Genovés
-Ma qué pata ne qué muslo
pedazo de pelandrón,
avisá si per si acaso
me has tomao per mancarrón.

Criollo
-Pucha el gringo estrilador,
ya ni sabe lo que dice,
y por nada se le sube
la mostaza a las narices.

Genovés
-Yo he visto muchos cantores
de bastante inteligenza
ma nu he visto cume vos
un tipo tan sirvergüenza.

Criollo
-Sos para el canto, che, gringo,
como para el bofe el gato,
tomá una grapa d'Italia
y descansemos un rato.

Genovés
-Ma tumemo lo que quieras
tutti insieme in comapañía,
que me queda in tel bolsillo
trenta centavo toavía.»

Ángel Villoldo, “Contrapunto criollo-genovés” en Cantos populares argentinos. Buenos Aires, N.F.P.G. Editor, 1916.


martes, 28 de marzo de 2017

L'albergo degli emigranti, de Nilo Zanardi (2008)



«Alberto entrò, spinto dalla curiosità e dal caldo afoso dell’estate argentina. L’Asociación “Amigos Centro Cultural Recolecta” ospitava una mostra d’arte contemporanea. L’atrio era avvolto nella penombra. dallo scalone di marmo piovevano freschi pallori di luce che rimbalzavano sulle bianche pareti e i soffiti alti. Un silenzio di refrigerio lo fece sentire rinato. Lì fuori, il sole tempestava con i suoi raggi accesi, rendendo l’aria densa, ottenebrata, in cui ogni cosa appariva ferma, sospesa.
Si immerse con voluttà nella frescura della prima sala, dove oggetti di forme e colori fantasiosi si ergevano come totem di una religione impossibile.
A lui non piaceva molto quel genere d’arte; per lo più non gli faceva provare alcuna emozione. Non sapeva se per questo non gli piaceva o perché non la capiva. Continuava a chiedersi se l’artista, ogni artista, con la sua opera, vuole comunicare qualcosa, un’idea, un sentimento o se esprime solo se stesso per se stesso; se vuole allestire un palcoscenico per mettersi in mostra o creare un teatro in cui la mimési dell’essere uomo faccia echeggiare un sentimento nella spettatore. Ma, forse, egli veramente non la capiva quell’arte.»


Nilo Zanardi, L’albergo degli emigranti. Cagliari: Zonza Editori, 2008.

viernes, 24 de marzo de 2017

La ocasión, de Juan José Saer (1988)



«Cuando, seis años atrás, la ha visto por primera vez en los alrededores de Buenos Aires, a la semana de haber desembarcado, le ha parecido, casi de inmediato, que por su monotonía silenciosa y desierta, la llanura era un lugar propicio a los pensamientos, no los rojizos y rugosos, del color de sus cabellos, como los que tiene ahora, sino sobre todo los pulidos, los incoloros que encastrándose unos en otros en construcciones inalterables y translúcidas, le servirían para liberar a la especie humana de la servidumbre de la materia. La extensión chata, sin accidentes, que lo rodea, gris como el cielo de finales de agosto, representa mejor que ningún otro lugar el vacío uniforme, el espacio despojado de la fosforescencia abigarrada que mandan los sentidos, la tierra de nadie transparente en el interior de la cabeza en la que silogismos estrictos y callados, claros, se concatenan. Pero él no desdeña tampoco los otros, cualquiera sea su color, ladrillo por ejemplo, como ahora, o los pensamientos que tiñe la carne mate de Gina, que se vuelven curvos, redondos, como las formas de su cuerpo, negros y lisos como sus cabellos, bruscos y un poco pueriles como su risa, blandos y húmedos como su abandono. Su desdén por las cosas materiales viene tal vez de la facilidad con que las comprende, las resuelve y las domina. Así, al llegar a la llanura con sus títulos de propiedad, ha decidido, de un solo vistazo, observando a los ricos del lugar, que él se dedicará al ganado y al comercio –hacer todo como hacen los ricos, si se quiere ser rico, ha sido, desde que ha podido frecuentar a los ricos y estudiarlos de cerca, su regla de oro, gracias a su facilidad, a su astucia práctica, que en él es un don como en otros la aptitud para la música, esa astucia que ahora tiñe sus pensamientos del mismo color ladrillo que sus cabellos, porque como sabe que los inmigrantes están llegando de a decenas, de a cientos de miles a la llanura en la que por leguas y leguas no se ve un árbol ni una piedra, esos inmigrantes, cuando hayan hecho un poco de dinero cultivando trigo y quieran vivir en casas más sólidas que los ranchos de barro y estiércol que se construyen cuando llegan, necesitarán ladrillo para construir esas casas, y es él Bianco, quien los hará fabricar para vendérselos.
Rechazando esos pensamientos con displicencia, casi con desdén, en litigio atenuado consigo mismo porque sabe que a veces sus proyectos pragmáticos tienen algo de revancha pueril, y sobre todo ineficaz contra aquello que lo rechaza, Bianco avanza un poco, haciendo chasquear el pasto gris con sus botas europeas, y concreta su atención en la llanura. El eco de sus propios pasos se demora todavía en su recuerdo, tan nítido como en el instante en que chasquearon realmente sobre el pasto, apariciones sonoras incontrovertibles y bien definidas, con contornos perfectos en el interior del silencio sin límites, igual que objetos en el espacio e, incluso más que objetos afines, en la llanura, a los sentidos y a la memoria.»

Juan José Saer, La ocasión. Buenos Aires: Alianza, 1988.


sábado, 18 de marzo de 2017

La lingua batte dove il dente duole, de Andrea Camilleri - Tullio De Mauro (2013)



«DE MAURO Allora, già che abbiamo tra le mani il Meneghello di Libera nos a Malo, un’altra citazione: “La lingua si muove come una corrente: normalmente il suo flusso sordo non si avverte, perché ci siamo dentro, ma quando torna qualche emigrato si può misurare la distanza dal punto dove è uscito a riva. Tornando dopo dieci anni, dopo venti anno dalle Australie, dalle Americhe: in famiglia hanno continuato a parlare lo stesso dialetto che parlavano qui con noi, che parlavano tutti; tornano e sembrano gente di un altro paese o di un’altra età. Eppure non è la loro lingua che si è alterata, è la nostra. È come se anche le parole tornassero in patria, ri riconoscono con uno strano sentimento, spesso dopo un po’ di esitazione: di qualcuna perfino ci si vergogna un poco”.
In Italia, si tratta di un’esperienza piuttosto comune. Basta parlare con un nostro emigrato, magari con qualche professore di università, anche di seconda generazione, di origine italiana, diventato un bravo studioso negli Stati Uniti o in Autralia. Se ha perduto i contatti con l’Italia si avverte nel suo modo di esprimersi una vera e propria frattura, perché parla il dialetto che si è portato via dal Paese quaranta, cinquant’anni fa.
Del resto, ti ricordi in quella poesia di Pavese, una delle prime, I mari del Sud, il dialoho con un cugino emigrato per anni e poi tornato nelle Langhe? “Non parla italiano / ma adopera lento il dialetti, che, come le pietre / di questo stesso colle, è scabro tanto / che vent’anni di idiomi e di oceani diversi / non gliel’hanno scalfito”. Certo, Meneghello è stato un osservatore privilegiato perché non ha mai perso i contatti con Malo e poteva osservare questo fenomeno da una cattedra di italianistica a Reading.»

Andrea Camilleri – Tullio De Mauro, La lingua batte dove il dente duole. Bari: Laterza, 2013.

Luigi Meneghello, Libera nos a malo. Milano: Feltrinelli, 1963.


viernes, 17 de marzo de 2017

Un autunno in Occidente, de Geremia Bonomelli (1897)



«Strana natura la nostra e strano sentimento quella della nostra patria. Nel nostro villaggio  nativo, nella nativa nostra città ci incontriamo, appena ci salutiamo e ciascuno va per i fatti suoi. Se fuori del luogo natìo ci troviamo a Firenze, a Napoli, in qualunque città ci riconosciamo compaesani; se fuori d’Italia ci riconosciamo patrioti... diventiamo fratelli. Più siamo lontani dalla patria e più ne sentiamo l’affetto.»


Geremia Bonomelli, Un autunno in Occidente. Milano: Cogliati, 1897.



jueves, 16 de marzo de 2017

Elogio de los albañiles italianos, de Gustavo Riccio (1926)



Elogio de los albañiles italianos


De pie sobre el andamio, en tanto hacen la casa,
cantan los albañiles, como el pájaro canta,
cuando construyen el nido, de pie sobre una rama.

Cantan los albañiles italianos. Cantando
realizan las proezas heroicas estos bravos
que han llenado la Historia de prodigiosos cantos.

Hacen subir las puntas de agudos rascacielos,
trepan por los andamios; y en lo alto sienten ellos
que una canción de Italia se les viene al encuentro.

Más líricos que el pájaro son estos que yo elogio;
el nido que construyen no es para su reposo,
el techo que levantan no es para sus retoños...

¡Ellos cantan haciendo la casa de los otros!


Gustavo Riccio, Un poeta en la ciudad. Buenos Aires, La campana de palo, 1926.


martes, 14 de marzo de 2017

Bollettino della emigrazione. Pubblicazione del R. Commissariato della emigrazione. Anno XVI – Num. 2 – Marzo-Aprile 1917.



CONSIGLIO DELL’EMIGRAZIONE.

Adunanza del 10 marzo 1917.

Sono presenti l’on sen. Bodio Luigi, presidente; l’on. prof. Rossi Luigi, vice-presidente; l’on. sen. Conte Gallina Giovanni, commissario  generale, e i consiglieri; on. Baslini avv. Antonio, on. Bettoni conte Federico, comm. Brofferio Federico, on. Cabrini Angiolo, comm. Cantore Decio Samuele, on. Cimorelli Edoardo, comm. Di Fratta Pasquale, comm. Falciani Giuseppe, comm. Giuffrida Vincenzo, on. Morando Gian Giacomo, on. Pantano Edoardo, on. Quaglino Felice, on. Reynaudi Carlo Leone. Assistono i Commissari; comm. De Michelis Giuseppe, comm. Rossi Egisto e cav. uff. Tomezzoli Umberto.
Funziona da segretario il cav. uff. Russo Giovanni, ispettore per l’interno.
Si apre la seduta alle ore 10.20.

Ordine del giorno.
1. Reclutamento da parte del Governo Brasiliano di italiani dimoranti nella Repubblica Argentina.
2. Modificazione degli 1rt. 90 e 91 del Regolamento sulla emigrazione del 1901.
3. Tassa sui passaporti per emigranti, a beneficio del Fondo per l’emigrazione.
4. L’emigrazione dopo la guerra.
5. Nomina di un rappresentatnte del Consiglio nella Commissione Centrale Arbitrale di emigrazione (titolare e supplente).

[...]


Reclutamento brasiliano
di italiani dimoranti nella Repubblica Argentina

Tomezzoli, relatore. – Spiega ampiamente in che consiste questo arruolamento che si pratica, in iscala abbastanza larga, nella Repubblica Argentina ove la pletora di braccia è fortissima, mentre le fazende di caffè dello Stato di San Paolo accusano costantemente, pei motivi ben noti al Consiglio, una certa deficenza di coloni.
Si tratta ora di stabilire se il Commissariato deve disinteressarsi dall’intervenire in questa questione altrimenti che, consigliando, come ha già fatto, i nostri patronati dell’Argentina a mettere in guardia i connazionali contro le lusinghe degli arruolatori, oppure se deve rendersi tramite, tra i “fazendeiros” ed i connazionali che dall’Argentina desiderassero emigrare a San Paolo nella stipulazione del contratto di lavoro.
Gli onorevoli Cabrini, Pantano, Rossi Luigi, e il comm. Di Fratta, prendono successivamente la parola per approvare l’azione già svolta, in merito, dal Commissariato, ed esprimono il parere che essa non debba essere mutata.
Il comm. Di Fratta redige il seguente ordine del giorno che, messo a votazione, risulta approvato:

“Il Consiglio dell’emigrazione, ritenuto che non è possibile iniziare delle trattative perchè l’emigrazione italiana, che dall’Argentina si dirige al Brasile, abbia un minimo di garanzie e non riesca di maggior danno agli italiani che oggi si trovano nel Brasile, mentre raccomanda al Commissariato dell’emigrazione di continuare nell’opera di persuasione e di consiglio che già svolge nell’Argentina, passa all’ordine del giorno”.

Bollettino della emigrazione. Pubblicazione del R. Commissariato della emigrazione. Anno XVI – Num. 2 – Marzo-Aprile 1917. Roma: Stabilimento Tipografico Soc. Cartiere Centrali.

Immagine: Vittorio Emanuele III inaugura la XXIV Legislatura nella sala del senato a Palazzo Madama. Immagine scannerizzata da "Repertorio biografico dei senatori dell'Italia liberale 1861-1922", di F. Grassi Orsin, 2012.




viernes, 10 de marzo de 2017

L'emigrazione italiana e i suoi avversari, de Francesco S. Nitti (1888)



«Il disegno di legge sulla emigrazione, presentato alla Camera dei deputati, nella tornata del 15 dicembre dello scorso anno, da S. E. l’on. Crispi, dovrebbe, secondo la relazione ministeriale, essere particolarmente rivolto ad impedire gli abusi degli agenti e delle agenzie di emigrazione.
Nessuno, secondo il progetto dell’on. Crispi, può, senza licenza, “fare operazioni come agente di emigrazione”; la licenza dura un solo anno, e viene rilasciata soltanto a coloro, che, oltre a moltissimi altri requisiti, depositino una cauzione da L. 1000 a L. 3000 di rendita, che possa servire di garanzia (art. 3) per i possibili danni “subiti dall’emigrante per colpa o fatto dell’agente”. Non può l’agente di emigrazione “chiedere agli emigranti, nè accettare da essi alcun compenso, sotto qualsivoglia nome o titolo per la sua mediazione” (art. 4). Gli agenti anche provvisti di licenza ministeriale, non possono, senza una speciale “autorizzazione del Ministero dell’interno” percorrere le provincie, personalmente, o per mezzo di altre persone, incaricate di promuovere arruolamenti. “Potrà il Ministero limitare l’arruolamento, così quanto alle provincie nelle quali possa farsi, come quanto ai paesi pei quali sia destinato” (art. 5). Chiunque senza regolare licenza e, a fine di lucro, “consiglia, induce, eccita i cittadini dello Stato ad emigrare, fornisce e procura imbarco agli emigranti, interviene come mediatore tra gli emigranti e gli armatori, o chi li trasporta, o al porto d’imbarco, o al luogo di destinazione; e in altri modi, personalmente, o per mezzo d’altri, con informazioni verbali o con scritti o stampati si adopera a promuovere l’emigrazione” è punito “coll’arresto da 1 a 6 mesi e colla multa da 500 a 5000 lire” (art. 6). Oltre che alla legge gli agenti devono sottostare per l’esecuzione della..... legge, ed a quelle altre  che il Ministero dell’Interno, al bisogno sarà per dare in relazione alla emigrazione” (art. 8).
Da tutte queste disposizioni risulta assai chiaramente che l’on. Crispi, credendo anch’egli che l’emigrazione sia dannosa, intenda limitarla, rendendo più difficile i rapporti fra l’agente di emigrazione e l’emigrante, e creando alle agenzie una posizione difficile e pericolosa. Se agli agenti è vietato accettare dagli emigranti “alcun compenso sotto qualsivoglia nome o titolo”, non potendo ammettere, fra tanti ostacoli, esercitino il loro mestiere semplicemente per diletto, non era meglio sopprimere le agenzie? Oltre  tutte le onerose condizioni del disegno di legge, gli agenti dovranno anche sottostare al regolamento, e a tutte quelle disposizioni che il Ministero dell’interno crederà dare. Il Ministero ha piena facoltà, adunque, di creare agli agenti quegli ostacoli che crederà, e, naturalmente, di limitare l’emigrazione a suo piacimento. Ma non era meglio, in un brevissimo disegno di legge, dichiarare, come crederà, il numero degli emigranti di ogni provincia? E non che io non abbia fiducia personale nell’on. Crispi. Io non faccio, per nulla, questione di personalità, nè, d’altra parte, si ha l’obbligo di aver fiducia anche nei suoi successori.
Ma quel che è grave, e che mi sembra a dirittura una violazione aperta di ogni sentimento di libertà individuale, è il diritto che l’art. 5 del disegno di legge concede al Ministero dell’interno di limitare l’arruolamento “così quanto alle provincie nelle quali possa farsi, come quanto ai paesi pei quali sia destinato”. Perciò, quando un qualunque ministro dell’interno crederà esagerata la emigrazione di una provincia, potrà facilmente, non concedendo licenze agli agenti, e, vietando gli arruolamenti, sotto qualunque pretesto, arrestarla.
L’art. 7 del disegno di legge punisce coll’ammenda fino a lire 1000 “gli ecclesiastici, i sindaci, i segretari ed i maestri dei Comuni che con esortazioni scritte o verbali promuovono l’emigrazione anche senza fine di lucro”. Il Ministero non ha insomma alcuna fiducia negli uffiziali del Comune: essi non potranno a dirittura consigliare ad alcuno l’emigrazione, per timore di cadere nella multa, veramente grave, che il disegno di legge chiaramente prescrive. E non minore esagerazione vi è nell’art. 6 che punisce con 5000 lire di multa e 6 mesi di carcere chiunque a scopo di lucro e senza licenza “consiglia, induce, invita i cittadini dello Stato ad emigrare”.
Nondimeno io avrei ammesso tutto il rigore dell’onor. Crispi, ove veramente l’opera degli agenti fosse stata esiziale. Ma la relazione stessa dichiara che “non per mutazione intrinseca d’indirizzo, ma per varie cause estrinseche” l’opera degli agenti non riesce quasi di alcun danno. “Ed anzitutto – dice ancora la relazione – perchè l’America non è più una incognita, neppure per i contadini, ed ormai l’emigrazione si è incamminata su strade conosciute e battute; e poi perchè, in seguito alla prescrizione fatta dal Governo di non rilasciare passaporti agli emigranti, senza la presentazione del certificato di assicurato imbarco, e mercè i provvedimenti adottati dai Governi del Brasile e dell’Argentina per dare ricovero e mantenimento agli emigranti, nei primi giorni dell’arrivo, più non accadano spedizioni di numerose turbe alle nostre città di mare senza sapere se, quando e come sarebbero imbarcate per la traversata, e i porti americani non presentano più lo spettacolo di masse sbarcate alla ventura ed abbandonate a sè stesse, senza lavoro e senza mezzi di sussistenza”. Così che, dunque, ove fosse approvata, la legge verrebbe a riparare fatti, che da qualche tempo non si deplorano più. A che servirebbe, ora, una legge speciale contro le agenzie di emigrazione, quando esse non meritano di essere combattute?
Proibita, però, o almeno resa difficile, anche ogni onesta mediazione, le relazioni fra l’armatore e il contadino, che intende emigrare, diventano più difficili e assai meno agevoli. E così, senza sembrar tale, il disegno di legge dell’on. Crispi, se diventasse una legge, riescirebbe a limitare, e a rendere malagevole l’emigrazione.
E se l’on. Crispi, non credendo esiziale l’opera degli agenti, le crea gravissime difficoltà, è chiaro ch’egli creda nocevole all’Italia l’emigrazione, e che si debba, senza timore di sembrare nemico della libertà, ostacolarne, in tutti i modi, lo svolgimento.»



Francesco S. Nitti, L’emigrazione italiana e i suoi avversari. Torino-Napoli: L. Roux e C. Editori, 1888.

jueves, 9 de marzo de 2017

L'emigrazione, de Mons. Geremia Bonomelli, Vescovo di Cremona (1896)



«Senza mandare innanzi una sola parola di introduzione vi annuncio, o dilettissimi, l’argomento, che tolgo a trattare in questa Lettera Pastorale, che secondo l’uso antico e comune della Chiesa vi indirizzo all’avvicinarsi del tempo sacro della Quaresima: l’argomento è l’Emigrazione. M’affretto a significarvi anche le ragioni, che mi indussero a dare la preferenza a questo argomento sopra molti altri, che mi si affacciavano alla mente.
Sono parecchi anni ch’io andava mevo stesso coltivando il pensiero di ragionarvi di questa emigrazione delle nostre campagne, che or cresce, or scema, ma non cessa mai del tutto e che gli uni è un bene, per gli altri è un male e per non pochi passa come un fenomeno inosservato, perchè quasi ordinario e del quale non vale la pena occuparsi. Strano contegno quello di questi ultimi! Come se la partenza dall’Italia di 100,000 persone ogni anni, quanti in media sono gli emigranti, fosse un fatto di nessuna o lieve importanza pel nostro paese.
Se non che l’anno, che testè chiudevasi, l’emigrazione presso di noi ha presentato un episodio assai tristo, che trasse sopra di sè l’attenzione delle persone serie, non tanto pel numero degli emigranti, quanto per le dolorose vicende, onde parecchi di loro furono vittime. Alla vista di quelle infelici famiglie di emigranti obligate a partire ed impotente a partire, ricoverate quà e là, com’era possibile in quelle distrette, bisognose di tutto, gli uomini di cuore e che ragionano sentirono la necessità e il dovere di studiare un po’ meglio questo fenomeno ormai pemanente della emigrazione e far si che più oltre non abbiano a rinnovarsi i brutti casi e le scene miserande, che contristarono alcune parrocchie. È questo il primo e principale motivo, che mi induce a fare della emigrazione il soggetto di questa Lettera.
Se ne aggiunge un altro: qualunque persona anche solo mezzanamente istruita troppo bene deve comprendere come il fatto della emigrazione sia strettamente legato a tutte le questioni economiche del lavoro e del salario, dei sistemi di agricoltura e quindi della questione sociale, che muta le forme, ma in sostenza è sempre la stessa e che (non si illudano i padroni e gli affittuali) agita sempre le nostre popolazioni agricole. Tante braccia, che la emigrazione sottrae al lavoro, il vuoto che resta, i molti interessi mutati, alcune famiglie separate, parte qui e parte in America, non possono essere indifferenti rispetto al lavoro, al capitale, alla produzione e al consumo e quindi alla economia politica[1]. Ma questo è il lato meno grave della emigrazione.
Il lato più grave per chiunque abbia a cuore i veri e più vitali interessi del popolo, massimamente pel Vescovo, è senza dubbio il lato morale e religioso, che non è possibile separare dal nuovo stato materiale, in cui troppo spesso trovansi quasi incosciamente gittati i nostro poveri emigranti. E non si tratta già di alcune decine, ma di parecchie centinaia e migliaia di uomini e di donne, che ogni anno colle loro famiglie abbandonano per sempre l’Italia e salpano per la lontana America. Come rimanere insensibili a questo spettacolo di sì grande moltitudine, che volge la spalle all’antica patria e va in cerca di un’altra, che conosce appena di nome? Come non commuoverci al pensiero dei patimenti morali, questo strappo della patria deve cagionare in tanti nostri fratelli? Come non volgere un mesto pensiero ai disagi ed ai pericoli della lunga navigazione, specialmente per le donne e pei bambini, e alla sorte sì incerta che attende tanti esuli volontari sulle spiagge del Continente americano? Soltanto un uomo senza cuore, senza filo di amore e di pietà pei fratelli sofferenti, che non sa cosa sia patria, può mirare con occhio indifferente quelle lunghe file di vagoni trasportanti a Genova tante famiglie dei nostri sì buoni e sì laboriosi contadini.»

Mons. Geremia Bonomelli, Vescovo di Cremona. L’emigrazione. Cremona: Tipografia Giovanni Foroni, 1896.






[1] In una sola parrocchia della Diocesi, di 3000 anime, posta in una plaga assai ricca, nel periodo di pochi anni, emigrarono circa 500 persone, il sesto della popolazione. Questo fatto, che appresi dal Parroco, basta a darvi un’idea delle proporzioni, che l’emigrazione assume tra noi.

sábado, 4 de marzo de 2017

Facimu rota, de Giovanni Favasuli



Tant’anni arrétu ’nta chistu pajsi,
canzuni, tarantelli e risati.
Nuddhu era baruni o marchisi
ma tutti quanti facìanu scialàti.
Ora no nc’è ’llegrìzza d’intr’ê cori,
no ’nc’è armunia, no ’nc’esti caluri.
E ’u pajsi chjànu cjànu mori…
’A ggenti non è cchjù com’era ajéri!
Nescìmu fora e facìmu rota,
e sutta ’a luna di jancu pittàta,
sentimu ’i vecchj cunti di ’na vota,
facìmu festa tutta la nottata.
Nescimu fora e facìmu rota,
nsin’â quandu ’a lumera esti ddhumàta.
Arretu non tornamu annatra vota…
Esti ’nu viaggiu di sulu andata!
Portamu ’n chjàzza ’na butti di vinu
e ’na furnàta di pani di granu;
chitarri e formaggiu pecurìnu,
tamburéddhi ed organétti a mmanu.
Balla ’u massaru e ’u mastru custuréri,
cu’ mai ndeppi ’na stampa d’umbratùra;
cu’ ndavi ’a testa chjîna di penseri,
e ccu’ ’a bucca curma di sarmùra.
Balla ’u previti e Mela la Grossa,
cu’ pe’ ttant’anni non perdìu ’na missa;
cu’ ndavi ggià ’nu pedi d’intr’â fossa,
’u malandrìnu, ’u sbirru e ’u fissa.
Bàllanu ’i giuvanòtti e la mastrànza,
ccucchjàta vecchja e nova siménza;
cu’ ndavi bona o mala criànza,
’u narfabéta e ’u puzzu di scenza.
Nesci e balla puru ’a gnura Tota,
cû ll’unghj longhi e ’a facci pittàta;
duci comu racìna liparòta,
d’amuri duna a tutti ’na brocciàta!
Nescìmu fora e facìmu rota,
prima î cala fitta la nigghjàta!
’Sta vita cchjù non torna annatra vota…
Esti ’nu viaggiu di sulu andata!


Emigrante che vieni, emigrante che va (canción popular)



Emigrante che vieni emigrante che va

Un giorno dal mio paese io son partito
emigrante in terra straniera io sono andato
la mia mamma piangendo e la moglie ho lasciato
ed un figlio più bello del sole appena nato
la tua vita è un inferno
emigrante sarà...
abbracciando la mia famiglia e il vicinato
una valigia piena di sogni mi son portato
emigrante dentro una fabbrica mi son trovato.
la tua vita è un inferno
emigrante sarà
ma soffrivo di nostalgia di ritornare
una sera tornando a casa ho incontrato
una bella ragazza e mi sono innamorato
la tua vita è un inferno
emigrante sarà...
Volevo scappare via ma non potevo
Una voce di bimbo sentivo tanto lontano
Che cantava ritorna papà stammi vicino
la tua vita è un inferno
emigrante sarà...
Dì alla mamma che ti voglio bene
Ti chiedo perdono se ti ho fatto male
La lontananza questo ci fa fare
Che domani a casa tua torna la felicità
Stai contento figlio mio tesoruccio di papà
Che domani a casa tua torna la felicità
Emigrante che vieni emigrante che va
Con gli occhi pieni di lacrime io son partito
emigrante che vieni emigrante che va
Lavorando di giorno e si notte e con sudore,
emigrante che vieni emigrante che va
La notte pensavo sempre e non dormivo
emigrante che vieni emigrante che va
Ascolta figlio mio queste parole
Stai contento figlio mio tesoruccio di papà